Sevilla, 27 de Mayo de 2013, delante de mi coche, en medio del campo, aparece una pequeña perrita a la que me costó reconocer como tal por su lamentable estado físico; me bajé y la recogía, pesaba como una plumita, me sobraban las dos manos para llevarla.
Parecía un gatito raro, los pelitos negros pegoteados de lodo, llenito el cuerpecito de pulgas, un ojito medio cerrado con muchas legañas de donde más tarde el veterinario sacaba una gigantesca espiga y una pulga.
Le bauticé Calamity y no se despegó de mi lado durante los siguientes 16 días que estuvo conmigo, anoche murió en mi cama, nunca sabré qué fue lo que envenenó su cuerpecito de apenas dos kilos y medio de peso y eso duele más.
Compartí contigo unos días estupendos, te adaptaste a mi manda como si allí hubieses crecido. Eras una perra ejemplar, sabías relacionarte con los demás, aunque las personas no te gustaban todas, corrías a mis brazos siempre que me perdías de vista. He llegado a pensar que todo el mundo debería tener una perrita como tú para llevarla en brazos a todos lados.
Quiero decirte adiós, pero sobre todo, gracias por haber estado estos días conmigo.
Y quiero también decirte, que no sé quién habrá sido el malnacido que dejó que terminaras tirada en medio de ningún sitio, quién vivió contigo tus casi 4 años y ha dejado que llegaras a estar en las condiciones tan tremendas en las que te encontré, pero espero que todo lo malo le suceda; a esa persona y todos los que abandonan a sus perros. A esos que de pronto tan tranquilos te cuentan que ‘ya no lo podía tener y lo dejé en la perrera’, o ‘se lo dí a un hombre que tiene perros’, o parcela’ o la escusa estúpida que se le ocurre a todos los que abandonan a sus perros.
Porque esa gente no merece que nada bueno les pase, porque esa gente es gente mala, sin sentimientos, gentuza sin corazón. Uno de esos energúmenos me privó de tenerte más tiempo porque estabas muy muy enferma, uno de esas malas personas está ahora abandonando a su perro sin importarle el tiempo que lleva con él.
Triste y maldita sociedad la que deja que esto suceda.
Descansa pequeña Calamityna, siempre tendrás un sitio en mi corazón con los perritos que vivieron conmigo y también se fueron, otra vez me toca despedirme y cada vez es más difícil …