Cuatro días, en cuatro días ya habían pasado de ‘esperarlo con mucha ilusión’, a ‘este perro no pude quedarse’. ¿El pecado del perro cuál ha sido? Ser perro.
Cuando se habla del buen carácter de los galgos, no quiere decir que no se comporten como perros. Cuando se dice que son tranquilos y cariñosos, siempre es por comparación con otro tipo de razas más activas y ariscas con las personas. Pero no es nuestra intención que se entienda que los galgos no son perros, porque lo son, y ‘muy perros’ en muchos aspectos.
Hay que enseñarles a vivir en una casa y en una ciudad tanto o más que a otros perros. Lo que sí se quiere decir cuando se alaba el carácter de los galgos, es que se adaptan a la vida en familia muy pero muy bien, y se convierten en unos seres imprescindibles en la vida de quien sabe apreciarlos, pero no dejan de ser perros.
Y nadie quiere que dejen de verlos como perros. Porque a casi todos hay que enseñarles a hacer sus cacas y sus pis fuera de la casa, enseñarles a no ladrar cuando algo les asusta o aullar para llamarte. Hay que enseñarles a caminar con correa (aunque aprenden muy rápido), hay que enseñarles a respetar la mesa de los humanos, sus cosas, su cama, sus zapatos, como a todos los perros.
Quien adopta un galgo debe saber que lo que adopta es un perro, no otra cosa, y esto parece una estupidez, pero la experiencia nos demuestra que no lo es. Porque cuando devuelven un perro, las escusas son que ladra, que se hace caca en casa, que no sabe andar con correa, que persigue gatos, que hay que sacarlo a pasear, y cosas así, cosas de perros.
Por favor, señores que estáis pensando en adoptar un galgo, tener en cuenta que en todos los aspectos los galgos son perros, unos excelentes perros de compañía, pero perros.
La frivolidad de la gente respecto a la tenencia de animales de compañía llega en las devoluciones de perros adoptados a límites que desde que me cuesta aceptar, y espero que siempre sea así.