Gente que no tiene escrúpulos en matar a un animal porque sí, porque hay muchos, porque no sabe dónde meterlo, porque a su vida le sobra ese animal, por diversión, por dinero, por puras ganas de sentirse el amo.
Humanos bestias también los que encierran a un animal, los que dicen que les salvan, les rescatan, en realidad les matan de pena.
Qué manía española es esta de meter a todos los perros en jaulas? Por qué razón hay que llevar a un perro a una perrera? No entiendo por qué se desespera alguna gente al ver un perro en la calle y preguntan a dónde le llevan? Es incomprensible, dejar a ese animal en paz, ya tiene bastante con su abandono, con buscarse la vida como mejor puede, con lidiar la dureza de la calle para sobrevivir como para que le venga el imbécil de turno que llama a la perrera para que ‘se lo lleven’, de delante de sus ojos claro está.
Ese inconsciente no sabe ni quiere saber que el destino de ese perro es un encierro inmundo y luego la muerte, ese idiota que te llama para preguntarte a dónde le lleva no sabe ni quiere saber que como no vaya a parar a una casa o a manos tremendamente comprometidas con la vida, ese perro morirá después de un largo y tristísimo sufrimiento.
Porque la ‘gente’, esa que no quiere enterarse de nada, nunca ha entrado en una perrera, esa gente, ha llevado perros a una perrera y se ha quedado en la puerta, y mucha de esa gente ha llevado a su propio perro viejo para que lo sacrifiquen en una perrera inmunda como la de Mairena en Sevilla, para que el pobre perro muera ahogándose durante muchos minutos interminables, y no han querido estar con él. Esa historias de gente estúpida, que no ve más allá de su culo me ponen enferma, me hacen pensar en que esto nunca cambiará porque hay demasiado imbécil con perro. Demasiado idiota presidente de comunidad, demasiado alcalde que sólo busca enriquecerse, y no hay casi, porque alguno sí que hay, ningún político que tenga un poco de sentido común y quiera mojarse en defensa de los animales.
Pero no es una defensa demasiado comprometida la que se necesita, sólo un poco de sentido común, otro poco de dejar de darle dinero a los garulos que se divierten con el sufrimiento animal, un pelín de ganas de contarle a sus nietos que han hecho algo medianamente decente en toda su vida y es suficiente para que cada pueblo, con los recursos que actualmente tiene, pueda llevar una política de protección animal sin que ningún vecino se duela por ello, sin tocar bolsillos, sin molestar a nadie, y haciendo que muchos muchísimos perros vivan felices, porque no se merecen menos.
Y eso no sucede, sigo viendo perras preñadas caminando en los bordes de las carreteras, pequeñajos reventados bajo las ruedas de los coches, perreras asquerosas donde no paran de entrar perro y morir de asco, entre mierdas, vómitos y perros muertos, las mismas donde entra dinero como por un tubo, y unas pocas gentes haciendo lo imposible para salvar a uno, a dos, a tres perros, mientras demasiados mueren cada día, y otros tantos son maltratados, encerrados, obligados a malvivir por sus propios dueños.
Sociedad sin corazón, que tampoco tiene ojos para ver a un perro herido, a un perro triste a un perro que necesita una sola cosa, una familia. Es tan sencillo…