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Los perros abandonados no necesitan ‘buena voluntad’, necesitan actos . No les ayuda el ‘pobrecitos’, ni las buenas palabras, porque ellas conducen a los imponderables ‘no puedos’.

Los ‘no puedo’, tienen que ver con la propia incapacidad, ¿por qué justificarles? Han hablado por encima de lo que son capaces de hacer, porque su ‘buena voluntad’ se guió por sus ‘buenas intenciones’ por querer hacer ‘lo mejor’ y todo eso junto conduce a la peor de las actuaciones.

Los ‘prontos’, o las palabras ‘bien intencionadas’, no valen como acciones, y los perros abandonados necesitan actos, no palabras.

Si alguien dice que ‘ayuda’ a un perro y luego ‘no puede quedárselo’, deja tirado al perro que  muchas veces termina en una perrera,

Las acogidas fallidas de gente de buena voluntad, con buenas intenciones que después no se lo pueden quedar conducen a que ese perro que estaba a salvo porque alguien le acogía, ahora es un perro en el corredor de la muerte.

Utiliza la cabeza, vive y dejar vivir.