Los perros suelen manifestar sus deseos con comportamientos que muchas veces no somos capaces de decifrar y nos producen desasociego, preocupación o temor. Uno de esos comportamientos es el gruñir.

Un perro gruñe cuando reclama que algo es suyo y pretende intimidar para que nadie se acerque a ’su’ lo que sea, plato de comida, cama, puerta, alfombra, sillón, persona. Es típico que veamos a un perro pequeño que va tan tranquilo por la calle pero en cuanto su humano lo coje en brazos gruñe a todo el que se acerque.

O bien, cuando ponemos la comida de nuestro perro, si algún otro perro se acerca y a veces cuando nosotros nos acercamos, gruñe.

Es una situación que no dominamos bien, porque el gruñido nos atemoriza y si encima muestra un poco los dientes, nos asusta, pues eso es lo que quiere, intimidarnos. No es una actitud agresiva, pero sí chulesca y puede terminar siendo agresiva si no tomamos medidas.

Bajo ningún aspecto debemos permitir que nuestro perro nos gruña o guña a alguien de la familia, porque eso le da poder, y él debe ser un miembro sumiso de nuestra familia. Es igual que sea un cachorro o un adulto, aunque siempre es más sencillo si le educamos desde pequeño.

Qué hacer entonces? Darle un toque en un lado, tal cual haría otro perro con él, una llamada atención con dos dedos para distraerle y mirándole fijamente se le dice ¡No! el perro no entiende las palabras pero siempre que decimos No con seriedad, nuestra voz y nuestro gesto intimida, eso es suficiente para que entienda que no te intimida, quizás tengamos que hacerlo dos veces, pero si lo hacemos en el momento oportuno y esto es justo cuando gruñe y justo para sorprenderle, de tal manera que nos mire interrogante. Lo entenderá.

Podemos cambiar el No y utilizar un sonido, que nos salga fuerte y seco. Pero en ningún caso debemos ponernos a hablar con nuestro perro, darle explicaciones nos pone en una situación vulnerable, porque para el perro sólo estamos relajándonos (el hablar relaja los músculos) y no podemos mantener una postura dominante si estamos soltando un discurso, y como él no entiende las palabras, lo que le llega es que le llamamos la atención para nada, y no nos tomará en serio.

 Habla todo lo que quieras con tu perro, pero nunca pienses que eso tiene algún efecto educativo, sólo le trasmites estados de ánimo, la mayoría, incomprensibles para él.

Cuando quieras enseñarle algo, utiliza sonidos y posturas corporales que te hagan parece seguro de tí mismo, tiene que quedarle claro que puede relajarse porque tú controlas la situación. Actúa para tu perro, y él te prestará toda su atención.